Yamaha X-Enter: el scooter más evolucionado de Yamaha


Hablar de Yamaha es decir palabras mayores. Por calidad, por acabados, por fiabilidad, por robustez, y por un millón de cosas más es, con diferencia, la marca más prestigiosa del sector. A un lado de todas las marcas chinas con nombres y denominaciones cada vez más rebuscados, y cuyos scooters parecen estar hechos de papel-cartón, Yamaha se mantiene como una de esas marcas fiables de antaño, de las que van quedando cada vez menos.

Cierto que, por contrapartida, sus precios no son de los mejores del mercado, pero es que, amigo, la calidad se paga. Aunque tampoco estamos hablando de precios desorbitantes. Ahora recibimos en España el nuevo scooter X-Enter, una variante que se colocará por debajo del X-City, y que llega con dos versiones: el X-Enter "estandar", y una versión más desarrollada en la variante Urban Edition.



La versión estándar cuesta 3.000 € (oficialmente 2.999, pero vamos, es lo mismo), mientras que el más aconsejable Urban Edition solo sube a los 3149 €. Y digo "más aconsejable" porque por un poco más de precio tendrás elementos más que agradecidos, como pantalla frontal, que agradecerás en multitud de ocasiones.

Lógicamente, si tus aspiraciones son otras, y en lugar de ropa de calle sueles vestir ropa de motero y prefieres la velocidad, el modelo estándar te bastará.


En cualquier caso estamos hablando de un scooter que transmite buenas cualidades por los cuatro costados, y se mire por donde se mire. Posee una plataforma lisa, muy agradecida si tienes que transportar bolsas eventualmente, o si eres mujer y vas con zapatos o botas de tacón. Sus ruedas son altas y posee un sistema de freno unificado que envía la potencia de frenado a ambas ruedas. No obstante, en contrapartida posee un sistema de freno trasero de tambor, algo que aún no termino de entender pero que tiene como cualidad (si hay que buscarle alguna) que no necesita tanto mantenimiento. Aún así, a día de hoy es inexplicable que alguien monte frenos traseros de tambor, aunque ya sabemos cómo es de particular Yamaha en este aspecto (quiero decir: muy clásica). Aparte de todo eso, su estética, con la doble óptica delantera separada, es realmente acertada, mientras que en la parte trasera encontramos una zona muy afilada (lo que castiga el equipaje, ya que tiene apenas espacio para casco tipo jet bajo el asiento) que termina en punta con el piloto trasero. Esto hace que sea un scooter muy rápido y ágil, al no verse tan influenciado por los vientos laterales.


Su panel de instrumentos es totalmente en LCD, y su motor, monocilíndrico, es de 4 tiempos (SOHC), refrigerado por agua, con una potencia de 9,2 kW a las 7.500 rpm, y un par motor de 11,9 Nm a las 7.250 rpm. El sistema de encendido es eléctrico TCI, y su transmisión, como es habitual, es de correa trapezoidal con ajuste automático (lo que quiere decir que solamente tendrás que pasar por el taller para sustituirla, y no para ajustarla).

Su depósito de combustible es de lo mejor en este tipo de scooters: nada menos que de 8 litros, para mover un scooter que pesa 142 kg.

Si buscas un scooter clásico de calidad, que sea además barato y fiable, no te lo pienses más: este es el tuyo. No hay otro mejor en su franja de precio en el mercado, ni por características técnicas (lo aguantará prácticamente todo) ni por cualidades dinámicas o de diseño.

Por cierto, que si quieres la pantalla frontal y no puedes comprarte la versión Urban (ya que requiere el carné A2), que sepas que tanto dicha pantalla, como el maletín trasero, puedes adquirirlos para la versión estándar (que sí podrás conducir con el carné de coche, es decir, el B) y montárselos.



























































| Redacción: Revista Scooter

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